Nací en 1452. Ingresé a la marina pensando que lo mío era el mar. Pero el descubrimiento de nuevas tierras no llega nunca. Voy a ver si puedo encontrar la manera, conectarme con alguien que me ayude a atravesar esa inmensidad, oscura, barrosa, que dicen que nos une con otras tierras. Yo lo veo muy difícil. Lo veo imposible. Ya me explicaron que más allá del horizonte, cuando uno ve barcos que parecen hundirse, en realidad es parte de su camino, que siguen navegando hasta llegar a su destino. Si es así, me gustaría acompañar una de esas travesías. Vomitar todo lo que sea posible, porque sé que mi cuerpo y mis mareos así lo dispondrían. Es de esperar que en algún momento cesen las tormentas que tanto destruyen, o se fabriquen barcos más poderosos, o simplemente pueda conocerlos yo, transeúnte de estas tierras que se dicen firmes y tiemblan cada vez más seguido, nos invaden de lava y nos llenan de suplicios y dolor. Cuando los piojos y las ratas estén lejos, en la tierra, mi barco viajará limpio y fuerte, a buscar ese horizonte y probar si es verdad que no se hunde. O al menos al llegar ahí, dar vuelta la cabeza y ver hacia acá, como todo se hunde.
Ilustración: https://arsmagazine.com/un-boceto-a-lapiz-del-cristobal-colon-de-sorolla-en-duran/
Hoy me encuentro en su despacho, una vez más, para que me pase unas líneas para escribir en twitter. “Su” twitter. Como siempre, llega espléndida e inmaculada, recién bañada. Suena obsceno decirlo, pero es así: llega recién bañada. Todos los días corre a la mañana, -me contó-, en la cinta por lo general en invierno, y en el suelo real de la residencia cuando el tiempo lo permite. Supongo que debe hacerlo rodeada de médicos, de asesores, de peluqueros. O quizás no. Yo nunca la vi así. Siempre la veo aquí, en su despacho de la residencia, fresca, después de esa gimnasia y antes de salir para el helicóptero. También la veo, obviamente, como todos, por la tele y en los diarios y las revistas que la atacan tanto y no logran nunca ocultar su belleza innata. Es decir, su actitud de mujer que se sabe o supo bella: sus modales, su mirada, su sonrisa, sus respuestas. Inaccesible a todo parece siempre salvo en este momento que la tengo aquí sentada, al ladito mío, bajita ella en realidad, alg
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