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No por eso me va a decir lo que tengo que hacer

Hoy me encuentro en su despacho, una vez más, para que me pase unas líneas para escribir en twitter. “Su” twitter. Como siempre, llega espléndida e inmaculada, recién bañada. Suena obsceno decirlo, pero es así: llega recién bañada. Todos los días corre a la mañana, -me contó-, en la cinta por lo general en invierno, y en el suelo real de la residencia cuando el tiempo lo permite. Supongo que debe hacerlo rodeada de médicos, de asesores, de peluqueros. O quizás no. Yo nunca la vi así. Siempre la veo aquí, en su despacho de la residencia, fresca, después de esa gimnasia y antes de salir para el helicóptero. También la veo, obviamente, como todos, por la tele y en los diarios y las revistas que la atacan tanto y no logran nunca ocultar su belleza innata. Es decir, su actitud de mujer que se sabe o supo bella: sus modales, su mirada, su sonrisa, sus respuestas. Inaccesible a todo parece siempre salvo en este momento que la tengo aquí sentada, al ladito mío, bajita ella en realidad, alg

Chacharramendi

Es fácil llegar a este lugar. Es lejos. Pero no es tan difícil. Es cuestión de mentalizarse para disfrutar el viaje. Hace una semana pasamos por aquí, pero no nos quedamos a dormir. Sólo paramos en el polirrubro para llamar por teléfono y no lo logramos, como tampoco lo habíamos podido hacer desde los celulares que en sus pantallas indicaban “sin servicio”. Queríamos seguir doscientos kilómetros más para superar la mitad del viaje, dormir al otro lado de la ruta del desierto, y que al día siguiente nos quedara menos recorrido para llegar a Bariloche. Un viaje a la Patagonia se disfruta todo, de punta a punta. No produce la ansiedad y el hastío de los viajes a la costa atlántica o a Córdoba. El destino está tan lejos, que es imposible pensar en él. Y entonces uno piensa sólo en el camino, y lo disfruta. Las rutas de la pampa y la patagonia son solitarias y melancólicas, como sacadas de una película de viajes, con espinillos que se cruzan rodando, pájaros que nos miran, camiones

Gavilanes (novela)

Sobre el final del siglo XX tuve la suerte de trabajar para el creador de la llamada "Cumbia villera".  De esa experiencia increíble surgió esta novela (ficción) , que escribí unos años después, salpicada por un montón de anécdotas reales.

Islas (novela)

Esta historia no tuvo la trascendencia que se esperaba en el idioma en que fue originalmente escrita. Su autor me encomendó que la tradujera con el propósito de acercarla a otro público e intentar que sea comprendida en el idioma español que se habla en Argentina. Leer novela completa  

Seis mariposas de bronce

Publicado en "Clips sobre seres sin suerte" 1995 Ed. El Otro. Con el apoyo del Fondo Nacional de las Artes

Loca

Publicado en "Clips sobre seres sin suerte" 1995 Ed. El Otro. Con el apoyo del Fondo Nacional de las Artes

Paloma

Publicado en "Clips sobre seres sin suerte" 1992 Ed. El Otro. Con el apoyo del Fondo Nacional de las Artes

Casi sin piedras

  Publicado en "Clips sobre seres sin suerte" 1995 Ed. El Otro. Con el apoyo del Fondo Nacional de las Artes